La acción de las voluntarias AIC en todo el mundo demuestra que, por difícil que sea la situación, siempre es posible seguir acompañando los necesitados.
Al igual que muchos países europeos, Francia ha sido muy afectada por la pandemia COVID-19, y son las personas que viven en la pobreza que son las más vulnerables a su impacto económico. Las voluntarias AIC son conscientes de ello y en diversas ciudades del país (Estrasburgo, Verdún, Saint-Valéry-en-Caux, Tarbes entre otras), han seguido entregando alimentos a las familias que dependen de ellas, adaptando su modo de trabajo para respetar el distanciamiento social y las medidas de higiene. Algunas voluntarias también están fabricando máscarillas para quienes las necesitan. Las voluntarias cuentan con el apoyo de las autoridades locales y los beneficiarios se sienten tranquilos al ver caras familiares y amistosas en este momento especialmente difícil.
Châtillon-sur-Chalaronne
En Châtillon-sur-Chalaronne, donde San Vicente estableció la primera Caridad en 1617 y donde se celebró la Asamblea Internacional de la AIC 400 años más tarde, las voluntarias AIC han seguido acompañando a las personas mayores vulnerables. Se mantienen en contacto con ellas por teléfono o por escrito, según las capacidades de cada una, y han enviado máscarillas y tarjetas con palabras de consuelo, poemas o versos bíblicos.
Como muchos otros centros locales AIC, las voluntarias de Châtillon-sur-Chalaronne también están comprometidas en la solidaridad internacional. Antes de que la pandemia COVID-19 aparezca, el equipo organizó un evento de recaudación de fondos para apoyar al pueblo de Venezuela, ofreciendo sopas y vino caliente a cambio de donaciones libres.
Lea más sobre las actividades de la AIC-Francia/Equipes-Saint-Vincent (en francés)
Las acciones de las voluntarias AIC son un testimonio vivo de las palabras de nuestro fundador San Vicente de Paúl: “El amor es inventivo hasta el infinito“.
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