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La Inteligencia Artificial desde una perspectiva vicentina: ¿Sólo implica progreso?

La Inteligencia Artificial (IA) está cada vez más presente en nuestras vidas sin que siempre seamos conscientes de ello. Nuestra misión vicentina nos da una perspectiva única sobre este tema y nos ayuda a reflexionar sobre los aspectos éticos de la IA. ¿Qué beneficios y retos aporta la IA? ¿A quién beneficia y a quién perjudica? ¿Cómo podemos garantizar que la IA no cree una “brecha digital” aún mayor, una brecha entre los que tienen un amplio acceso a la tecnología y los que se quedan atrás con la digitalización? En el siguiente artículo, la Dra. Linda Sama, representante de la AIC ante las Naciones Unidas, comparte sus reflexiones sobre este tema de gran actualidad.

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Al asistir este año a las reuniones de primavera del FMI y el Banco Mundial como representante de la Asociación Internacional de Caridades (AIC), descubrí que había mucho diálogo en torno al debate sobre la Inteligencia Artificial, sus beneficios y sus retos. Esto me hizo pensar en nuestra misión vicentina y en cómo San Vicente de Paúl podría haber visto este fenómeno tecnológico. La ética de la IA merece toda nuestra atención, especialmente por el cómo, para las personas en situación de pobreza, se pueden intensificar las desigualdades por la distribución de las ventajas pero también de las cargas de la IA.

Al hacer mi investigación, me sorprendió gratamente descubrir que mis pensamientos sobre la IA y el Carisma Vicentino han sido sondeados por otros miembros de la Familia Vicentina, en concreto por el Padre Roger Mamani Choque, CM, de Perú, que nos invitó a todos en julio de 2024 a una reflexión realizada en tres partes sobre este mismo tema, explorando la ética de la IA desde una perspectiva vicentina (véase parte 1, parte 2 y parte 3 de esta reflexión en el sitio web de CM Internacional). Esta reflexión coincide con dos recientes afirmaciones fundamentales: la incidencia, de un experto en IA del Vaticano, Fray Paolo Benanti, a favor de un tratado internacional que garantice el uso ético de la IA; y el Pacto Digital Mundial de la ONU, en el que los Estados miembros se comprometen a mejorar la cooperación digital para que “garantice un acceso digital seguro y asequible para todos”. El Pacto Digital Mundial se creó utilizando “una vía tecnológica en la que participan todas las partes interesadas: los gobiernos, el sistema de las Naciones Unidas, el sector privado (incluidas las empresas tecnológicas), la sociedad civil, las organizaciones de base, el mundo académico y los particulares, incluidos los jóvenes” (Pacto Digital Mundial). Tras recoger las contribuciones de los distintos interesados, los Estados miembros se reunieron en la Cumbre del Futuro, celebrada en Nueva York en septiembre de 2024. Esta reunión condujo a la adopción de un Pacto para el Futuro que incluye un Pacto Digital Mundial.

San Vicente de Paúl se dedicó a aliviar el sufrimiento de las personas en situación de pobreza y se comprometió a construir una sociedad más justa que acoja al “extranjero” y respete la dignidad de cada persona. Como miembros de la Familia Vicentina, el advenimiento de la inteligencia artificial y su aplicación generalizada en casi todos los aspectos de nuestras vidas nos exige que estemos atentos a su potencial para causar daño, pero al mismo reconociendo su capacidad de progreso. Los expertos coinciden en que es imposible escapar de la IA – ha llegado para quedarse –, pero no está regulada a gran medida por lo cual inclina la balanza a favor de quienes se encuentran en el lado privilegiado de la brecha digital. Necesitamos saber cómo se utiliza la IA, qué peligros entraña para la vida de quienes tienen un acceso limitado a los productos y servicios financieros y digitales, y cómo puede aplicarse de forma más ética y justa.

Esta investigación llega en un momento crucial, a medida que nos acercamos a 2030 y a la promesa contenida en la agenda de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU. En particular, el ODS 1 aboga por la eliminación de la pobreza en todas sus formas. Cualquier amenaza a este objetivo socava las virtudes modélicas de San Vicente de Paúl, que hacía hincapié en el respeto a la dignidad de las personas en situación de pobreza, y en la atención a sus necesidades materiales y espirituales. La IA se presenta como una ayuda, que hace que el acceso a la financiación de los mercados desatendidos sea más eficiente, innovador y habilitador, pero la realidad es que aún se sabe muy poco sobre los malos usos de la IA y sus consecuencias para la humanidad. Del mismo modo, los beneficios de la IA para el sector de la salud, la educación y las finanzas han sido sólidamente documentados, pero las medidas de seguimiento de la adopción responsable de la IA que incluyen transparencia, equidad, privacidad y seguridad, y una sólida gobernanza han sido relativamente deficientes. Los métodos de seguimiento también carecen de armonización, lo que dificulta las comparaciones entre regiones, empresas adoptantes y desarrolladores de IA.

El potencial de la IA para obstaculizar la salud económica de las comunidades más vulnerables del mundo y para exacerbar las disparidades sociales y económicas es significativo, en un momento en el que la IA está en auge  y la brecha digital en las comunidades marginadas se sigue ampliando, y en el que las decisiones impulsadas por la IA adquieren cada vez más importancia. Estas decisiones a menudo conllevan sesgos algorítmicos que pueden amplificar las desigualdades en la sociedad, “reflejando los sesgos de nuestro mundo” y “haciéndolo a una escala potencialmente masiva y sin la debida supervisión” (artículo de Panch, Mattie y Atun). Ahora es el momento de abogar por una mejor regulación de la IA y por políticas más sólidas para su aplicación, especialmente para aquellos que, de otro modo, serían “dejados atrás” por la digitalización. Como pregunta Bernards (2023, p. 83): ¿Se traducen la IA y la tecnología financiera en oportunidades equitativas para todos, y hasta qué punto prevén “lo que la libertad, la igualdad, la dignidad y, sobre todo, la democracia podrían significar en relación con las finanzas”?

Nuestra singular perspectiva vicentina nos brinda una luz ética sobre la aplicación de la IA y sugiere medios para frenar los excesos de la IA, en donde tiene el mayor potencial para crear más daño, insistiendo en la transparencia, la justicia, el cuidado y la dignidad.

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Fuentes (en inglés):

 

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